jueves, 15 de diciembre de 2011

Fracaso escolar: responsabilidad de todos

Carmen Dunia Mesa Peñate. Jefa del departamento de Música del I.E.S. Sierra de Segura (Beas de Segura - Jaén)
12/12/2011

El fracaso escolar es un término que se plantea como el bajo rendimiento de un alumno cuyos resultados no se adecuan a las expectativas que los profesores, padres y la sociedad en general tiene de él partiendo de una serie de parámetros.

Hay una tendencia generalizada a pensar que el fracaso tiene que ver con la capacidad intelectual de los alumnos, pero nada más lejos de la realidad. Problemas de atención y concentración, una mala organización a la hora de estudiar y de hacer las tareas,   bajo nivel léxico  y baja comprensión lectora,  una baja autoestima académica, unido a que se descansa poco y mal, son algunas de las causas que pueden originar el fracaso escolar. Todo ello junto con la falta de esfuerzo, escaso hábito de trabajo y baja autoestima pueden hacer que el alumno no encuentre la motivación suficiente para salir del atolladero en el el que se encuentra.

Varios aspectos que tienen que ver con la estructura del actual sistema educativo español podrían ayudar a erradicar el problema en gran medida. La presencia en las aulas de alumnos que no quieren estudiar castiga de manera constante a los alumnos que tienen un mínimo interés.  Todo el alumnado tiene derecho a una educación digna en condiciones y tanto los que tienen interés, como los que no tienen tanto,  no pueden compartir el mismo lugar sencillamente porque  no requieren los mismos tiempos de atención, ni la misma intervención educativa. Una reestructuración de ratios que facilitara la atención individualizada del alumnado y una reestructuración amplia del sistema educativo daría salida efectiva a el alumnado que prefiere dedicar su tiempo a un tipo de estudios más manipulativos sin necesidad de permanecer de manera obligada en el aula hasta los 16 años.  Hablamos de una verdadera atención a la diversidad que, actualmente no se está dando en las aulas, no porque el profesorado no ponga de su parte hasta quintuplicando su labor en una misma clase, sino porque los tiempos requeridos por cada alumno o grupo de alumnos hacen que su progreso académico se ralentice en el tiempo.

Otro aspecto importante es la evaluación. No se considera conveniente que un alumno promocione y mucho menos titule por el simple hecho de haber cumplido una edad concreta sin haber conseguido los objetivos propuestos para cada una de las materias. Lo que actualmente se está consiguiendo es que la palabra esfuerzo sea una auténtica desconocida en el vocabulario del alumnado o que, todo lo más, provoque risa en ellos. 

Por otro lado, es necesaria la implicación de todos los agentes que intervienen en la educación:  padres, madres, profesorado, alumnado, administración y la sociedad a nivel general.

Los padres y madres deberían inculcar a los hijos la importancia de una formación integral como persona con un mínimo de cultura y el poder terminar con éxito unos estudios que permitan el desempeño de una profesión. Muchos padres a partir de cierta edad delegan toda la responsabilidad educativa en la escuela, cayendo en el error de que son los profesores los que tienen que enseñar a sus hijos no ya los aspectos curriculares, sino también los que tienen que ver con la buena educación de las personas. Es cierto que es necesaria una buena educación en valores, pero el peso de ésta debe recaer principalmente en la familia, ya que esta debe reafirmar lo que se enseña en la escuela.

La motivación del profesorado para poder motivar a su vez al alumnado, permítase el redundar, es de vital importancia, haciendo  ver al alumno la funcionalidad de lo que se estudia, así como la necesidad de adquirir unos hábitos de estudio, una autonomía y responsabilidad que sería bueno tuvieran eco posteriormente en la familia, como ya se ha dicho antes.

La administración debería motivar y valorar al profesorado, no mediante incentivos económicos, sino evitando el exceso de burocracia en la labor docente y valorando positivamente su trabajo.  

¿Es posible erradicar el fracaso escolar? Sí, si hay un verdadero compromiso e implicación de todas las partes en la que todos busquemos soluciones, puesto que la educación es tarea y responsabilidad de todos y de ello depende su éxito o fracaso.

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